Las aventuras de la China Iron

“...Era un cauce de vacas en veloz caída horizontal: así caen los ríos en mi tierra, con una velocidad que es a la vez un ahondarse, y así vuelvo al polvo que todo lo opacaba del principio y al fulgor del cachorro que vi como si nunca hubiera visto otro y como si no hubiera visto nunca las vacas nadadoras, ni sus cuernos relumbrantes, ni toda la llanura echando luz como una piedra mojada al sol del mediodía.

Lo vi al perro y desde entonces no hice más que buscar ese brillo para mí. Para empezar, me quedé con el cachorro. Le puse Estreya y así se sigue llamando y eso que yo misma cambié de nombre. Me llamo China, Josephine Star Iron y ahora Tararira. De entonces conservo sólo, y traducido, el Fierro, que ni siquiera era mío, y el Star, que elegí cuando elegí a Estreya. Llamar, no me llamaba: nací huerfána, ¿es eso posible?, como si me hubieran dado a luz los pastitos de flores que suavizaban la ferocidad de esa pampa…”

Las aventuras de la China Iron, Gabriela Cabezón Cámara (Literatura Random House). 

Mariña de Toro |