Maldeniña

A escritora mexicana Lorena Salazar Masso conta moi desde a infancia, desde a mirada das nenas. Xa o fixera con Esta herida llena de peces e agora volve a facelo en Maldeniña, onde coñecemos a Isa, unha nena de idade incerta, que deambula polas rúas dun hotel e un pobo medio fanstasma, cheo de ausencias e de personaxes singulares e á que lle doe constantemente a tripa. Maldeniña, editado por Tránsito, xa está na Libraría NUMAX!

"El Hotel es una casa a la que se entra atravesando un zaguán que termina en la recepción y luego da paso a un patio interno rodeado de habitaciones y plantas y un sofá. Después del patio, una sala grande que funciona como restaurante, más allá la cocina y un corredor que lleva a más habitaciones. De última, la habitación de Papá. En la habitación, Isa tira los zuecos al rincón y se acuesta en la cama donde duerme junto a Papá. Afuera: Ya me canso de llorar y no amanece / Ya no sé si maldecirte o por ti rezar... ¿Cuántas veces ha sonado esa canción hoy?, piensa de cara a la pared, la mirada siempre sobre la humedad que despega la pintura como una vieja a la que no le caben más arrugas y está pronta a descascararse. Una pared blanca, de bahareque, como todas las del pueblo. Y qué pocas cosas cuelgan de ella: un televisor pequeño, un espejo. Nomás. Es que ni siquiera un almanaque vencido. Bueno, la habitación tiene un ventanuco por el que entra el naranja rosa del atardecer. Visto así, Isa tiene un cuadro diferente a cada hora: a veces azul, a veces rosa-naranja, y a la noche, negrísimo negro.

Pero ella quiere poner clavos, cambiar las cosas de lugar, colgar el bolso del colegio, dejar un espacio para cuando se gane una medalla, aunque sabe que nunca gana nada. Quiere hacerse un espacio en las paredes, pero cree imposible que Papá le deje poner algo. Estira la mano desde la cama, saca un collar de la mesa tocador sobre la que siempre hay perfume de hombre, crema de afeitar de hombre, talco de hombre y, en los cajones, entre cables enredados y controles sin baterías, collares de Isa, anillos de plástico y lápices de colores. Se pone el collar y entra al baño.

A veces se encierra a lavar la ropa interior en el lavamanos, se encierra y se sienta en un cojín recostada a la puerta, y duerme. Otras veces recorta personas de revistas y las pega en las paredes. Papá no le dice nada; para él, el baño es como un aeropuerto: vas de paso. Entra cuando ella se está bañando, orina sin chispear la taza, se aclara la garganta y sale después de lavarse las manos.

Isa se baña con la luz apagada: a oscuras y sin ropa no siente el hueco que le ha empezado a crecer en la barriga. Allí adentro, como no ve nada, podría ser una pájara o una nube o el agua misma que se evapora y hace que las personas y las montañas y los soles pegados a la pared se caigan o se borren y tenga que reemplazarlos por otros. Se tarda mucho en el baño".

De Maldeniña, de Lorena Salazar Masso publicado en Tránsito.

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