La solicitante

Leyla -a protagonista de La socilitante- é unha estudante turca que vive en Berlín cuxo visado está a piques de caducar. Ela móvese na escena artística da cidade, na noite berlinesa dos clubes, quere ser escritora pero mentras sobrevive no seu día a día nun traballo precario de limpadora nun albergue. Este libro é un diario persoal, político e radical, unha obra de autoficción coa que a autora, Nazli Koca, analiza as dinámicas do privilexio e do poder. Aborda as relacións de amizade e familiares que van e veñen, a busca da propia identidade entre países e idiomas, e o sentido do amor e de querer ser escritora nun mundo turbocapitalista. Todo con un toque de telenovela turca. Edita Mapa. Foto: Jenia Fridlyand.

"En cuanto a Eve, no estoy tan segura. Ella no establece los vínculos que establezco yo entre lo que nos sucede y los recuerdos, las películas, una misma. Eve ve cada acontecimiento por separado. Hace de la vida una novela y no un libro de cuentos, y ninguna de sus heroínas es responsable de las acciones de las otras, aunque todas las haya escrito la misma persona. Me pregunto si por dentro se siente más ligera que yo. A Stefan de la miedo amar, por eso rompió con ella. Se lo había dicho en alguna ocasión. Así que la cobardía de Stefan es la culpable de la tristeza de Eve. Pero yo no puedo culpar a nadie o a nada de mi infelicidad. Ni a Berlín, ni a Turquía, ni a mi universidad, ni a mis amigos, ni a mis exparejas, ni a mi padre, ni siquiera a mí misma.

Son solo las ocho de la mañana. Eve está dormida en mi cama. Creo que saldré ya e iré caminando al trabajo. Estando con otros me siento más sola que cuando estoy sola. ¿Me ha pasado eso siempre o es un problema de una Leyla nueva?

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"Le dije que se debía al intento de golpe de Estado, a la espera para obtener mi graduación, a que estaba atascada con la escritura. Le dije que estar en Berlín ya no podía protegerme de mí misma. Había alcanzado finalmente el desencanto.

Aria no se lo creyó, pero tampoco quiso que dijera más. Por eso me gustaba tanto vivir en Berlín, donde la privacidad era un derecho que podías practicar sin sentir que traicionabas a la comunidad. Si hubiera estado en Estambul, lo sabía muy bien, mis amigos -por no hablar de mi familia- no hubieran parado de hacerme preguntas hasta llegar al fondo del asunto.

Tras la partida de Mona, cada vez que me asaltaba el recuerdo de aquellos hombres que nos habían pagado por tener sexo, lo barría y lo escondía debajo de la alfombra. La narradora en tercera persona de una telenovela podría haber dicho que logré ser tan buena barriendo la memoria de aquella vida, que me convertí en limpiadora profesional. En los últimos meses, prácticamente no he vuelto a pensar en aquellos días. Precisamente por eso, claro, ha tenido de reaparecer Mona con las respuestas a aquellas preguntas".

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